Rückenwind
2015
José Ignacio, Uruguay
Superficie Construida:
650 m2
Este proyecto fue encargado al estudio integralmente, no solo en la arquitectura, sino en la elección del terreno, para el cual caminamos varios lotes hasta llegar al lugar soñado. La fracción de campo que ocupa la casa propone un paisaje lúdico donde la naturaleza despunta y ha sido intervenida mínimamente.
Vecinos distantes, árboles delicados que enmarcan cada vista, una importante laguna de fondo que ofrece un espejo de agua. La idea era clara, un volumen único que recorriera el lugar. La fachada es regular, pero en la combinación de materiales logra el efecto del contenedor que atrapa al espacio con gracia y a la vez enorme delicadeza.
Una gran pared de piedra enmarca un ángulo del volumen, señala el acceso principal y ordena el ritmo que luego, hacia izquierda y derecha recorre varios metros.Una gran faja de hormigón visto enmarca cada ala revestida en lapacho, dispuesto verticalmente.
Las fachadas principales están conformadas por grandes ventanales de aluminio, con hojas grandes que corren en rieles paralelos, la apertura entonces puede ser muy amplia, tanto como para desaparecer e integrar las terrazas que vuelan sobre el campo.
La cocina está integrada al comedor diario y al living, todo convive y está señalando el carácter de la casa, un espacio para vivir. La espacialidad interior es rica y amplia y la luz que ingresa libremente está presente por doquier.Grandes calles de circulación, convierten a los corredores en arterias habitables, que más que comunicar los ambientes entre sí, los vincula sin desaprovechar ni un metro cuadrado.
El espacio exterior, con terrazas de madera de lapacho, se sirven del gran desnivel natural del terreno para volar alrededor del volumen y desarrollarse en uno de sus lados, donde la piscina, el fogón exterior y el solárium, establecen el carácter de paraíso que alcanza el lugar.
Rückenwind
2015
José Ignacio, Uruguay
Superficie Construida:
650 m2
Este proyecto fue encargado al estudio integralmente, no solo en la arquitectura, sino en la elección del terreno, para el cual caminamos varios lotes hasta llegar al lugar soñado. La fracción de campo que ocupa la casa propone un paisaje lúdico donde la naturaleza despunta y ha sido intervenida mínimamente.
Vecinos distantes, árboles delicados que enmarcan cada vista, una importante laguna de fondo que ofrece un espejo de agua. La idea era clara, un volumen único que recorriera el lugar. La fachada es regular, pero en la combinación de materiales logra el efecto del contenedor que atrapa al espacio con gracia y a la vez enorme delicadeza.
Una gran pared de piedra enmarca un ángulo del volumen, señala el acceso principal y ordena el ritmo que luego, hacia izquierda y derecha recorre varios metros.Una gran faja de hormigón visto enmarca cada ala revestida en lapacho, dispuesto verticalmente.
Las fachadas principales están conformadas por grandes ventanales de aluminio, con hojas grandes que corren en rieles paralelos, la apertura entonces puede ser muy amplia, tanto como para desaparecer e integrar las terrazas que vuelan sobre el campo.
La cocina está integrada al comedor diario y al living, todo convive y está señalando el carácter de la casa, un espacio para vivir. La espacialidad interior es rica y amplia y la luz que ingresa libremente está presente por doquier.Grandes calles de circulación, convierten a los corredores en arterias habitables, que más que comunicar los ambientes entre sí, los vincula sin desaprovechar ni un metro cuadrado.
El espacio exterior, con terrazas de madera de lapacho, se sirven del gran desnivel natural del terreno para volar alrededor del volumen y desarrollarse en uno de sus lados, donde la piscina, el fogón exterior y el solárium, establecen el carácter de paraíso que alcanza el lugar.