Boji
2019
La Juanita, Uruguay
Superficie Construida:
330 m2
La idea de este predio de medianas dimensiones en La Juanita fue proyectar una vivienda que aproveche al máximo sus posibilidades y la riqueza del paisaje circundante: el bosque, la playa y el mar.
En el acceso, donde se combinan varios planos verticales y horizontales, hay detalles a destacar como el bosque interno que nace desde la escalera principal y un largo espejo de agua al exterior que, junto al deck de acceso, le dan un carácter de suma calidez al espacio de paso de exterior a interior de la casa.
Enamorados de las noches de estrellas de José Ignacio, una de las exigencias del proyecto fue que ese cielo estuviera presente en la casa, por lo cual se proyectó un conector de circulación de cristal que une ambas plantas, llenando de luz todos los espacios durante el día y de un manto de estrellas durante las noches.
El espacio central de doble altura aligera la casa en su interior. Ésta sensación se potencia con las numerosas ventanas verticales de piso a techo con parasoles y cerramientos de lapacho permeables al exterior.
En la parte posterior del predio, se destinó la zona recreativa y de descanso de la casa, teniendo así un parrillero/fogón bajo y una piscina/piletón rodeados de decks de lapacho y enmarcado por un paisaje natural inmejorable.
En el interior se diseñaron muebles bajos, como las camas simples y elegantes con referencias japonesas, que también podemos apreciar en el uso de carpinterías metálicas y planos en negro, combinado con mármoles grises y madera al natural en puertas.
Exteriormente la casa queda remarcada con su basamento negro de revoque buñado y su planta alta planos íntegros de lapacho machimbrado, rodeado de verde aportado por el jardín especialmente proyectado con plantas frondosas y tropicales.
Boji
2019
La Juanita, Uruguay
Superficie Construida:
330 m2
La idea de este predio de medianas dimensiones en La Juanita fue proyectar una vivienda que aproveche al máximo sus posibilidades y la riqueza del paisaje circundante: el bosque, la playa y el mar.
En el acceso, donde se combinan varios planos verticales y horizontales, hay detalles a destacar como el bosque interno que nace desde la escalera principal y un largo espejo de agua al exterior que, junto al deck de acceso, le dan un carácter de suma calidez al espacio de paso de exterior a interior de la casa.
Enamorados de las noches de estrellas de José Ignacio, una de las exigencias del proyecto fue que ese cielo estuviera presente en la casa, por lo cual se proyectó un conector de circulación de cristal que une ambas plantas, llenando de luz todos los espacios durante el día y de un manto de estrellas durante las noches.
El espacio central de doble altura aligera la casa en su interior. Ésta sensación se potencia con las numerosas ventanas verticales de piso a techo con parasoles y cerramientos de lapacho permeables al exterior.
En la parte posterior del predio, se destinó la zona recreativa y de descanso de la casa, teniendo así un parrillero/fogón bajo y una piscina/piletón rodeados de decks de lapacho y enmarcado por un paisaje natural inmejorable.
En el interior se diseñaron muebles bajos, como las camas simples y elegantes con referencias japonesas, que también podemos apreciar en el uso de carpinterías metálicas y planos en negro, combinado con mármoles grises y madera al natural en puertas.
Exteriormente la casa queda remarcada con su basamento negro de revoque buñado y su planta alta planos íntegros de lapacho machimbrado, rodeado de verde aportado por el jardín especialmente proyectado con plantas frondosas y tropicales.