Mora Morena
2004
Punta Piedras, Uruguay
Superficie Construida:
400 m2
Mora Morena surge sobre la colina de Punta Piedras a partir de dos torres, una negra y la otra rojiza, unidas por un patio central.
El terreno asignado para el proyecto no permitía apreciar las vistas sin interrupciones del océano Atlántico, ya que había construcciones anteriores en los alrededores. Por este motivo, Martin Gomez propuso a los propietarios modificar el orden preestablecido mediante la redistribución de los espacios comunes en una planta superior para ganar en las líneas de visión.
Los materiales se escogieron por su resistencia a los aires corrosivos procedentes del océano, y que, por tanto, tuviesen un bajo coste de mantenimiento. Así pues, el protagonismo se disputa entre la piedra y la madera, ambas complementadas con hormigón y vidrio.
Los dos volúmenes, uno para la familia y otro destinado a los huéspedes, tienen independencia absoluta, pero comparten los detalles de granito gris y hormigón armado con el fin de homogeneizar la fachada. La transición del espacio más privado, el interior, hacia el ambiente más colectivo, el patio al aire libre, se consigue por medio de una doble piel de terrazas porticadas que unen y redibujan los perímetros de las dos torres.
Mora Morena
2004
Punta Piedras, Uruguay
Superficie Construida:
400 m2
Mora Morena surge sobre la colina de Punta Piedras a partir de dos torres, una negra y la otra rojiza, unidas por un patio central.
El terreno asignado para el proyecto no permitía apreciar las vistas sin interrupciones del océano Atlántico, ya que había construcciones anteriores en los alrededores. Por este motivo, Martin Gomez propuso a los propietarios modificar el orden preestablecido mediante la redistribución de los espacios comunes en una planta superior para ganar en las líneas de visión.
Los materiales se escogieron por su resistencia a los aires corrosivos procedentes del océano, y que, por tanto, tuviesen un bajo coste de mantenimiento. Así pues, el protagonismo se disputa entre la piedra y la madera, ambas complementadas con hormigón y vidrio.
Los dos volúmenes, uno para la familia y otro destinado a los huéspedes, tienen independencia absoluta, pero comparten los detalles de granito gris y hormigón armado con el fin de homogeneizar la fachada. La transición del espacio más privado, el interior, hacia el ambiente más colectivo, el patio al aire libre, se consigue por medio de una doble piel de terrazas porticadas que unen y redibujan los perímetros de las dos torres.