Priscila
2011
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
Superficie Construida:
1000 m2
Priscila fue una apuesta por el crecimiento de una zona en pleno resurgimiento: River comenzó a recuperar su esplendor de barrio residencial gracias a la reactivación productiva del barrio vecino de Núñez, que se dotó de nuevos comercios e instituciones.
Con 1 000 metros cuadrados construidos a base de hormigón armado y una estructura
palaciega de dimensiones espectaculares, Priscila se cierra en sí misma. Se protege por medio de un jardín tropical voluminoso que constituye un oasis dentro de la ciudad y que termina con un gran marco de hormigón, el cual establece el límite entre la propiedad privada y el espacio público.
La frontera entre el exterior y el interior de la casa también se acentúa por medio de las texturas de los materiales. El revestimiento del suelo interior se ha realizado con madera de lapacho, a diferencia del exterior, que se protege con mármol. El elemento protagonista se encuentra en el interior, como punto central: una escalera en espiral de hormigón, madera y acero coronada con una claraboya circular.
Por tanto, la única relación con su entorno es este deseo de porvenir, lo que llevó a percibir esta casa como un satélite, como un pasaje entre el pasado y el presente.
Priscila
2011
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
Superficie Construida:
1000 m2
Priscila fue una apuesta por el crecimiento de una zona en pleno resurgimiento: River comenzó a recuperar su esplendor de barrio residencial gracias a la reactivación productiva del barrio vecino de Núñez, que se dotó de nuevos comercios e instituciones.
Con 1 000 metros cuadrados construidos a base de hormigón armado y una estructura
palaciega de dimensiones espectaculares, Priscila se cierra en sí misma. Se protege por medio de un jardín tropical voluminoso que constituye un oasis dentro de la ciudad y que termina con un gran marco de hormigón, el cual establece el límite entre la propiedad privada y el espacio público.
La frontera entre el exterior y el interior de la casa también se acentúa por medio de las texturas de los materiales. El revestimiento del suelo interior se ha realizado con madera de lapacho, a diferencia del exterior, que se protege con mármol. El elemento protagonista se encuentra en el interior, como punto central: una escalera en espiral de hormigón, madera y acero coronada con una claraboya circular.
Por tanto, la única relación con su entorno es este deseo de porvenir, lo que llevó a percibir esta casa como un satélite, como un pasaje entre el pasado y el presente.